Comprar un auto siempre nos llena de emoción. Finalmente, nuestros ahorros se verán reflejados en una nueva inversión que será de gran utilidad en nuestra vida cotidiana. No obstante, cuando se trata de un vehículo con varios cientos de kilómetros recorridos, hay que tomar previsiones para que nuestra experiencia no se torne en tragedia.
Un consejo general es evitar los automóviles de los grandes lotes; la razón es bien sencilla. El negocio en esos lugares, los grandes mercados, y para los coyotes, es vender un auto, en el estado que se encuentre, de cualquier manera. Así, estos vendedores difícilmente enumerarán los problemas del vehículo tratarán de maquillarlos y si encuentras algo que te inquiete te dirán que con un ajuste queda arreglado.
Por eso es recomendable acudir con particulares o en agencias de autos seminuevos que ofrecen garantía por escrito o lotes que estén avalados por organismos como ANCA.
- El primer factor en el que siempre nos fijamos es el estado de la carrocería; es normal, bien dicen que de la vista nace el amor, y si el exterior nos atrajo será el primer punto para inspeccionar el resto del vehículo. Un indicativo de que el vehículo ha sufrido percances es la pintura mal trabajada.
- Revisar que el auto no esté descuadrado.
Checa los espacios que hay entre cada lado de la fascia y la salpicadera. Cuando éstos son diferentes es prueba inequívoca que el auto cuenta con un golpe reparado, que posiblemente descuadró y fue enderezado. Tampoco olvides revisar por debajo de las salpicaderas y verificar que no existan arrugas en los bastidores, los puntos de unión de los amortiguadores y la suspensión. - En vehículos mayores a 10 años la corrosión es un factor a considerar.
Revisa la parte inferior de los estribos y postes de las puertas, debajo de la alfombra en la cajuela, y que las zonas aledañas al desagüe del motor no presenten puntos de oxidación.
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